Este verano he podido vivir en mis carnes la importancia de tener un grupo en la parroquia dónde poder apoyarse en los buenos y malos momentos. Desgraciadamente, en este periodo estival no hay apenas contacto entre la gente de la comunidad, cosa que por mucho que quieras ignorar se nota. No ha sido un mal verano en lo que a mí respecta, pero aún así he sentido en diversas ocasiones en sentido la necesidad de estar con ellos, máxime tras la triste noticia recibida al final del verano sobre el padre de un querido amigo, miembro de mi Comunidad.
Con esta pequeña reflexión quiero dar simplemente un mensaje a todas aquellas personas que creen que tras la confirmación no hay vida en la Iglesia, a todos los que piensen que pertenecer, acudir y comprometerse con una Comunidad no es necesario. Yo les digo, vosotros pensáis eso ahora, una vez dentro de una verás que es algo tan importante y necesario como el comer. Y si no es realmente así, Gracias a los miembros de mi Comunidad y a mi animador, Paco, que hacen posible que esté tan cerca de la Iglesia y de Dios en los buenos y malos momentos. De verdad, Gracias.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
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